Glogsters guanyadors de Català
Maria Castaño, 1r ESO C
Clàudia Aregall, 1r ESO C
Laura de Tovar, 3r ESO B
Laia Farrés, 3r ESO B
Guanyadors de Castellà
EL
LAZO ROSA
Nos
conocimos en el verano después de acabar el instituto. Todo fue muy
bonito y cuando cumplí los 18 nos hicimos unos tatuajes, tú te
pusiste mi nombre y yo un corazón.
Un
día me llevaste a un baile, yo con mi vestido rosa y tú con tu
traje. Se me cayó el lazo de mi vestido, lo recogiste y lo guardaste
en un bolsillo.
Tú
siempre me esperabas después de salir de baile y te quedabas en la
ventana mirándome. Pero, un día tú te marchaste por una razón,
que yo no sabía, y con tu coche te fuiste muy deprisa por una
carretera de muchas curvas por donde había un precipicio. Estabas
tan distraído mirando el lazo de mi vestido, recordándome, hasta
que de repente viste unas rocas que se habían caído de la montaña,
las esquivaste pero con tan mala suerte que te caíste por el
precipicio.
El
viernes, cuando salí de clase de baile, vi que no estabas. Me puse
muy triste y me marché a casa llorando, me temía lo peor...
Desde
entonces, no supe nada más de ti.
Hasta
ahora mismo sigo pensando en ti y siempre cuando te echo de menos
escucho esas canciones que oíamos juntos y voy al barranco para
recordarte. Allí noto como si estuvieras al lado de mí, cogidos de
la mano y contemplando la puesta de sol.
Cristina
Peiró Ocón, 2n d'ESO
Me pedían que recordara, que
forzara un poco y que tampoco había para tanto, que era simplemente
recordar. Simplemente recordar decían…¿Para que iba a querer
recordar uno de los peores momentos de mi vida?
Desde que abrí los ojos, todo
fueron preguntas de voces que ni siquiera reconocía, gente dando las
gracias porque había sobrevivido y enfermeras viniendo cada dos por
tres a preguntarme como me encontraba. En ese momento estaba
completamente aturdido, no sabía donde estaba y que hacía allí, lo
único que tenia claro era que quería marcharme a mi casa. Pedí
que vinieran mis padres y ellos me lo aclararon todo, estaba en el
hospital del Mar de Barcelona, en el paseo marítimo. Por lo visto,
hacía tres semanas había sufrido un accidente cuando bajaba del
instituto en moto y a partir de ese momento hasta el miércoles por
la tarde, estuve en coma. Al principio preferí no comentar nada
acerca de los sueños que había tenido a lo largo de la última
noche, en los que me vinieron “flashes” del día del accidente,
en ellos veía un charco de aceite en la carretera y escuchaba una
voz masculina que insistía en que no me moviera, y que no paraba de
repetir que ya llegaba la ambulancia.
No recordaba mucho más, pero
acabe por contar al psicólogo del hospital lo poco que había soñado
y me fue muy bien, aunque hoy por hoy aún me vienen recuerdos de ese
día a la cabeza.
Finalmente, volví a casa con mi
familia y mis amigos, y pasado un mes ya conducía de nuevo.
Me di cuenta de que ponerse el
casco cuesta un segundo, y las secuelas de no hacerlo pueden durar
toda la vida.
Júlia Romà, 4t d'SO
Consecuencias
Consecuencias
por no perdonar,
por
no querer escuchar,
por
creer que eres el mejor.
Consecuencias
por no reparar en los errores,
por
tener envidia de los demás,
por
querer conseguir una venganza.
Tarde
o temprano,
pero
es demasiado tarde para repararlo.
Empiezas
a querer,
a
ser sincero,
a
reconocer las cosas.
Y
es en ese momento
en
el que tú
eliges
quien quieres ser.
Y
en el que cuando pierdes a alguien
en
un accidente de coche,
solo
te queda la esperanza de vivir
como
a ti te apetece.
Daniel
Garcia Soto, 2n d'ESO
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